En los colegios concertados, que
se gestionan de forma privada con dinero público, parece que las cosas funcionan
bien. Hay mucha gente que prefiere llevar a sus hijos a esos colegios.
Tienen un cierto prestigio.
Los profesores cobran menos y dan
más horas de clase a la semana. Sin embargo, la selección de profesores y el
rendimiento de estos requiere que los alumnos salgan bien preparados del centro.
Estos centros tienen que ofrecer un cierto valor añadido y ser más rentables.