28 de julio de 2012

Liberación de la mujer



Nadie nos ha pedido permiso para traernos al mundo. Nadie ha elegido donde y cuando nacer. Nadie puede elegir sus rasgos físicos ni psicológicos. No podemos elegir el peso al nacer ni nuestra altura, ni nuestro sexo. Ni tan siquiera si queremos ser personas  o algún otro animal.

Nadie lo ha elegido, nadie que sea capaz de recordarlo y de demostrarlo.

¿Quién sabe? A lo mejor en algún momento hemos elegido lo que somos y no podemos recordarlo?  Alguien puede demostrar que no lo hayamos elegido previamente, que no hayamos tenido algún tipo de existencia anterior.

¿Empezamos a existir en el momento en que somos concebidos?

Nuestro cuerpo empieza a tomar forma en ese momento, ¿y nuestra esencia? ¿nuestra  alma también? ¿el alma no existe? ¡Quien sabe!

Creemos que no somos libres para elegir existir, para elegir cómo ser, para elegir dónde estar.

Sin embargo, una vez que existimos, se supone que somos libres. ¿Lo somos? Nuestra forma de pensar y de actuar viene condicionada por nuestra forma de ser y por lo que hemos ido viendo a lo largo de nuestra vida.

En nuestra sociedad está muy mal visto matar. Está incluso mal visto matar a quien ha matado a destajo, con premeditación, alevosía y sin arrepentimiento.

En cambio consideramos un derecho matar, y hay gente que piensa que aumenta nuestro nivel de bienestar el derecho absoluto sobre la vida de una persona, siempre y cuando esta sea tan sumamente débil que todavía necesite como cobijo del cuerpo de su madre.

Hay mujeres que consideran una conquista social el saber que pueden matar a alguien que necesite  su cuerpo como cobijo.

Creo que a una mujer lo mejor que le puede ocurrir es ser madre.  Y ser madre joven.

Las conquistas de la mujer, si realmente defendiéramos el hecho de ser mujer, no pasarían por convertirnos en hombres de segunda categoría: acceder a los mismos puesto de trabajo ( con una mayor preparación y menos sueldos p.ej….), tener relaciones sexuales por puro placer (hinchándonos a hormonas para no quedarnos embarazadas y derecho posterior a abortar…)

¡Menudas conquistas! ¡Parecen pensadas por nuestros mayores enemigos!

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